OMR

Rubén Ortiz Torres

21 Jul - 21 Sep 2012

© Rubén Ortiz Torres
RUBÉN ORTIZ TORRES
Retrospectiva en un minuto
21.07 - 21.09.2012

Retrospectiva en un minuto no es una retrospectiva. En esta exposición individual, el recorrido por el trabajo de Rubén Ortiz Torres no es necesariamente cronológico, como sería de esperarse en una muestra de este tipo. En este caso, la revisión por la carrera del artista se realiza en un video fugaz que lleva el mismo título de la muestra y concentra cientos de imágenes de su obra.
Al mismo tiempo, el artista regresa al pasado con un cuerpo de trabajo formado por dibujos en los que retratos de artistas y amigos realizados en los años 80, se entremezclan con una segunda versión dibujada recientemente junto a la imagen original. La inquietud por los procesos de transformación impulsó a Ortiz Torres a retratar, con un toque de ironía, una línea del tiempo que apuesta por revelar los cambios a nivel físico y personal de este grupo de personas: una fusión entre el antes y el después.
La idea del híbrido es una constante en la obra de Ortiz Torres, y se concreta en piezas que confrontan y fusionan distintos tiempos y culturas. El artista ha explorado las transformaciones sociales y estéticas asociadas con la transculturación, globalización y el fenómeno de latinización en los Estados Unidos, mediante una crítica a la sociedad moderna y la recontextualización de los signos, símbolos y objetos que la habitan.
Transformaciones ocurren en las más recientes pinturas y esculturas de Rubén Ortiz Torres, realizadas de 2011 a la fecha, y que por primera vez se presentan en conjunto en OMR.
A primera vista, su aparente monocromía las acerca a la estética minimalista. Sin embargo, se trata de obras en constante cambio que mutan, se transforman y adaptan su identidad individualmente: sus colores se modifican con el tacto y las variaciones en la temperatura ambiental, o dependiendo de la de intensidad de la luz. Dicho efecto es el resultado de la experimentación del artista con uretano cromalescente y termosensible que permite ver un mismo cuadro con una apariencia siempre distinta. Estas obras demandan la participación del público para existir en su totalidad: cuando alguien se sienta en las bancas o toca los cuadros, sus huellas corporales dejan una marca efímera que genera una constante renovación de las piezas. En otros casos, el ángulo desde el cual se las mire, será determinante del color que reflejarán.
En Retrospectiva en un minuto la noción del tiempo se pierde. Un video que presume durar 60 segundos en realidad ocupa el doble de tiempo para mostrar el cuerpo de obra de Ortiz Torres; el retrato de una persona hecho en dos etapas distintas de su vida convive anacrónicamente en la misma hoja de papel; y la idea de presencia y ausencia se materializa en pinturas capaces de guardar una huella por un tiempo indefinido.
 

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